Desde su aparición a mediados de los cincuenta, miles de unidades llenaron las calles de las ciudades. Un sidecar adaptado a la moto la convirtió en un vehículo que servía para el transporte de toda la familia.
Según manifiesta Francisco Franco Salgado-Araujo, el marqués de Huétor de Santillán presidía una sociedad dedicada a la importación de la motocicleta Vespa fabricada en Italia. Ingenuamente comenta a su primo el general Franco: "No me explico que pudiendo exportar motos de fabricación nacional, importemos vespas italianas gastando en eso divisas".
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